La situación económica actual es mejorable, claramente.
Muchos políticos han dado muestras de corrupción. Nuestra pareja nunca deja las
cosas en su sitio, o habla demasiado, o demasiado poco... Nuestro jefe es un
cretino, por definición, y hace las cosas muy mal. Ese compañero es un trepa, o
un chivato, o un pelmazo, y no "debería" comportarse como lo hace.
Esa pareja amiga educa fatal a sus hijos. El vecino aparca siempre
inadecuadamente en el garaje...
¿De cuántas cosas podemos quejarnos al cabo del día? ¿Te has
parado a pensar cuánto tiempo y energía invertimos en quejarnos de cosas sobre
las que no tenemos ningún control?
Hay muchas cosas sobre las que no
tenemos capacidad de influencia, por más vueltas que les demos. Por mucha razón que
tengamos, y por injusta que nos parezca la vida, "lo que é, é". Sé que, cuando no se puede hacer nada, quejarse alivia mucho. Y es verdad que a veces
es útil desahogarse... una vez, dos veces... pero a la tercera ya puntúa alto
en el “quejómetro”, y empieza a ser un desgaste de tiempo y energía que
podríamos invertir en otra cosa. Si no hay forma de solucionar el asunto, es decir, si quejarse no sirve para resolver el problema, altas puntuaciones en el
"quejómetro" incrementan mucho
los niveles de estrés, por el gasto de energía que supone y la cantidad de
atención que se le dedica a algo que no va a tener resultados.
Si tu puntuación en el "quejómetro" es elevada, puedes aplicar lo
que ya recomendaba Sócrates en el siglo V a. C:
Un día, el gran filósofo se encontró con un conocido, que le
dijo muy excitado:
- "Sócrates, ¿sabes lo que acabo de oír de uno de tus
alumnos?"
- "Un momento" respondió Sócrates. "Antes de
decirme nada me gustaría que pasaras una pequeña prueba. Se llama la prueba del
triple filtro"?
- "¿Triple filtro?"?
"Eso es", continuó Sócrates. "Antes de
contarme lo que sea sobre mí alumno, es una buena idea pensarlo un poco y
filtrar lo que vayas a decirme. El primer filtro es el de la Verdad. ¿Estás
completamente seguro que lo que vas a decirme es cierto?
- "No, me acabo de enterar y..."?
- "Bien", dijo Sócrates. "Así que no sabes si
es cierto lo que quieres contarme. Veamos el segundo filtro, que es el de la
Bondad.
¿Vas a contarme algo bueno de mi alumno?"
- "No. Todo lo contrario..."?
- "Con que" le interrumpió Sócrates, "quieres
contarme algo malo de él, que no sabes siquiera si es cierto. Aún puedes pasar
la prueba, pues queda un tercer filtro: el filtro de la Utilidad. ¿Me va a ser
útil esto que me quieres contar de mi alumno?"
"No. No mucho."
- "Por lo tanto" concluyó Sócrates, "si lo
que quieres contarme puede no ser cierto, no es bueno, ni es útil, ¿para qué
contarlo?“
Así que, antes de contar o escuchar algo sobre alguien o algo,
aplica el triple filtro; si no cumple los tres, por ejemplo, si es cierto, pero no es bueno ni es útil (sobre todo esto último)...a lo mejor no merece la
pena invertir atención, tiempo y energía en ello.
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